“Evaluar con sentido es abrir las puertas del futuro”
Una conversación cercana con la directora del Icfes sobre la importancia de la evaluación, calidad educativa y transformación social en Colombia
Hablar de evaluación educativa suele despertar cierta incomodidad. Para muchos, es sinónimo de exámenes, puntaje o incluso castigos. Sin embargo, detrás de cada dato, prueba y resultado, hay una historia más profunda: la de un país que intenta comprender cómo aprenden sus niños, niñas y jóvenes; cómo mejorar sus escuelas y universidades; y cómo hacer de la educación una verdadera herramienta de equidad, inclusión y transformación social.
Con ese espíritu, conversamos con Elizabeth Blandón Bermúdez, directora general del Icfes, una mujer profundamente comprometida con la educación, con una sólida formación y experiencia en gerencia pública, sostenibilidad y liderazgo transformador. Más allá de los títulos y cargos que respalda su trayectoria, su discurso se caracteriza por la claridad, la empatía y una firme convicción sobre el papel que cumple hoy el Icfes en Colombia: no solo como entidad encargada de evaluar, sino como un aliado estratégico del sistema educativo y un promotor de una evaluación con contexto.
¿Por qué es importante reestructurar la evaluación educativa?
Porque la evaluación no puede seguir viéndose como un castigo o una meta final. Evaluar es una oportunidad para entender qué se está aprendiendo, cómo se está aprendiendo y qué factores lo hacen posible. Nos da pistas valiosas para mejorar, no solo los resultados, sino las experiencias de aprendizaje.
En un país como el nuestro, tan diverso y con tantos retos, la evaluación bien estructurada puede marcar la diferencia: ayuda a tomar decisiones más justas, a fortalecer la enseñanza y a cerrar brechas. Desde el Icfes, asumimos ese rol con mucha responsabilidad: no evaluamos por evaluar, lo hacemos para aportar a una educación más equitativa, inclusiva, pertinente y transformadora.
¿Cómo ha sido la evolución institucional del Icfes hasta convertirse en el actor clave del sistema educativo colombiano?
El ICFES nació en 1968 con un enfoque orientado principalmente al acceso a la educación superior, a través de la aplicación de exámenes de ingreso. Sin embargo, su papel ha evolucionado significativamente. Un punto de inflexión clave fue la promulgación de la Ley 1324 de 2009, que estableció el Sistema Nacional de Evaluación de la Educación y consolidó al ICFES como su órgano rector. Desde entonces, se reafirma como una entidad técnica, autónoma y altamente especializada en evaluación educativa, con un alcance que hoy abarca desde la educación inicial hasta la superior.
Esta autonomía técnica ha sido fundamental para garantizar la transparencia, el rigor metodológico y la credibilidad de nuestras mediciones. Hoy, el Icfes no solo diseña y aplica pruebas con altos estándares de calidad, sino que también produce información estratégica para el país. Trabajamos con metodologías robustas, promovemos una cultura de evaluación basada en evidencia, y aportamos insumos valiosos para la toma de decisiones educativas. Gracias a esta trayectoria, el Instituto es hoy un referente –tanto nacional como internacional- en evaluación de aprendizajes y análisis de factores asociados al desempeño.
P: ¿Qué significa que el Icfes sea «garante de la calidad educativa»? Suena grande, pero ¿qué implica en lo cotidiano?
R: Significa una gran responsabilidad. Cada prueba, cada dato que producimos, puede convertirse en una oportunidad: para mejorar una clase, revisar una política pública o abrirle un camino a una persona. Por eso trabajamos con mucho rigor, pero también con un profundo sentido humano.
No estamos aquí para juzgar a nadie. Estamos para decir: “Esto va bien, esto se puede mejorar, aquí hay algo que mirar con más atención”. Evaluamos con independencia técnica, sí, pero siempre con empatía.
P: Hablemos de las pruebas Saber. ¿Qué son y para qué sirven realmente?
R: Las pruebas Saber nos permiten mirar cómo vamos en diferentes etapas del sistema educativo: inicial, primaria, secundaria, universidad. Evaluamos competencias clave como lectura crítica, matemáticas, razonamiento, y según el nivel, conocimientos específicos.
Pero lo importante no es el puntaje. Lo que buscamos es que los resultados generen reflexión, preguntas, decisiones. Que una institución educativa, por ejemplo, vea cómo están leyendo sus estudiantes, cómo razonan, y a partir de eso, fortalezca su formación. La prueba es solo el comienzo de la conversación.
P: ¿Y cómo es el trabajo con las universidades? ¿No se sienten “evaluadas” también?
R: ¡Claro que sí! Pero lo valioso es que cada vez más instituciones educativas entienden que esto no es un juicio, sino una herramienta. El Icfes no les dice si están bien o mal; les entrega información para que se conozcan mejor, para que evolucionen, para que entiendan cómo están aprendiendo sus estudiantes.
Hoy muchas universidades usan nuestros resultados para ajustar programas, mejorar acompañamientos, repensar métodos pedagógicos. Y eso es muy poderoso. Porque están haciendo de la evaluación una aliada para la mejora.
P: ¿Está cambiando el Icfes la forma en que evalúa? ¿Se está adaptando al mundo actual?
R: Sin duda. La educación está cambiando, y nosotros también. Ya no se trata solo de medir conocimientos tradicionales, sino de entender habilidades clave para este siglo, estamos explorando competencias que van más allá: sostenibilidad, uso responsable de la inteligencia artificial.
Estamos explorando nuevas formas de evaluar: más digitales, más accesibles, más adaptadas a los contextos. Porque no se trata solo de medir. Se trata de preguntarnos qué estamos midiendo, para qué y cómo.
P: ¿Y hacia dónde va el Icfes en los próximos años? ¿Cuál es su agenda futura?
R: Queremos seguir siendo un referente técnico, sí, pero también queremos ser un actor que inspire transformación. Nos interesa fortalecer el análisis de datos, mejorar los instrumentos que usamos, acercarnos más a los territorios y abrir nuestros datos para que más personas puedan usarlos.
Queremos tender puentes entre la política pública, la academia y la práctica educativa. Nuestro compromiso no es solo con la calidad, sino también con la equidad, la inclusión y la sostenibilidad. Porque evaluar con sentido es poner la evaluación al servicio de una mejor educación para todos y todas.
P: Para cerrar ¿qué le diría a un docente o un estudiante que le teme a la evaluación?
R: Le diría que lo entiendo. A todos nos ha pasado. Pero también le diría que la evaluación no es un castigo ni un juicio. Es una oportunidad para conocerse, para aprender, para mejorar.
Y sobre todo, le diría que no está solo ni sola. En el Icfes estamos aquí para acompañar, para apoyar, para escuchar. Porque creemos en una educación que se construye en colectivo, con empatía y con compromiso. Evaluar con sentido es, en el fondo, creer que siempre podemos crecer.